7.25.2006

Coffee and talk just between us girls..

Shelle dice:
que pex?
Ministry dice:
eit
Ministry dice:
que ondas
Shelle dice:
nariz
Shelle dice::
que tal superman?
Ministry dice:
chido.. superman es superman.. los demas son unos estupidos
Shelle dice:
mmm
Shelle dice:
Oye superman tendra un miembro de "super" heroe?
Ministry dice:
lo quise imaginar.. imaginate el chingazo de la eyaculacion a mil por hora
Shelle dice:
me daria miedo.
Ministry dice:
es una supereyaculacion
Shelle dice:
deja tu
Ministry dice:
lo que si es que me rei mucho
Shelle dice:
el foreplay
Shelle dice:
que se aloque superman y en la mother
Shelle dice:
por que te reiste?
Ministry dice:
de todo.. de la estupida lois lane
Shelle dice:
por?
Ministry dice:
llega superman
Ministry dice:
llega clark kent al mismo tiempo
Ministry dice:
y no nos damos cuenta?!!!!!!
Shelle dice::
Que bueno que es reportera me cae
Ministry dice:
si..
Shelle dice:
superman no podria estar con alguien inteligente
Ministry dice:
tambien eso crei
Shelle dice:
pa que se la haga de emocion?
Shelle dice:
por eso ami me gusta Batman
Ministry dice:
y spider man
Shelle dice:
andale
Shelle dice:
aunque el spiderman es bien intencionado
Ministry dice:
menos mesianicos
Shelle dice:
Batman es junior
Ministry dice:
spider man sabe que no puede salvar al mundo
Shelle dice:
y pervertido
Ministry dice:
que tiene una responsabilidad
Ministry dice:
si, batman es kinki
Shelle dice:
andale
Shelle dice:
Pero sabes quien le gana? El hombre elástico...

7.18.2006

Mas Lulu..

Por que uno de nuestros tres lectores lo pidio..
Otro fragmentito de Las Edades de Lulu


"Estaba arrodillado en el suelo, delante de mí. Me cogió de la cintura, me atrajo hacia él, bruscamente, y me hizo caer del sillón.
El choque fue breve. Me manejaba con mucha facilidad, a pesar de que era, soy, muy grande.
Me obligó a darme la vuelta, las rodillas clavadas en el suelo, la mejilla apoyada en el asiento, las manos rozando la moqueta. No podía verle, pero le escuché.
–Acaríciate hasta que empieces a notar que te corres y entonces dímelo.
Jamás había imaginado que sería así, jamás, y sin embargo no eché nada de menos. Me limité a seguir sus instrucciones y a desencadenar una avalancha de sensaciones conocidas, preguntándome cuándo debía detenerme, hasta que mi cuerpo comenzó a partirse en dos, y me decidí a hablar.
–Me voy...
Entonces me penetró, lentamente pero con decisión, sin detenerse.
Desde que lo había anunciado, desde que me lo había advertido –vamos a follar, solamente–, me había propuesto aguantar, aguantar lo que se me viniera encima, sin despegar los labios, aguantar hasta el final. Pero me estaba rompiendo. Quemaba. Yo temblaba y sudaba, sudaba mucho. Tenía frío.
Mi resistencia fue efímera.
Antes de que quisiera darme cuenta, le estaba pidiendo que me la sacara, que me dejara por lo menos un momento, porque no podía, no lo soportaba más.
Ni me contestó ni me hizo caso. Cuando llegó hasta el fondo, se quedó inmóvil, dentro de mí.
–No te pares ahora, patito, porque voy a empezar a moverme y te va a doler.
Su voz desarboló mis últimas esperanzas. No iba a servir de nada protestar, pero tampoco me podía quedar allí parada, sufriendo. No estoy hecha para soportar el dolor, por lo menos en grandes dosis. No me gusta. De forma que decidí seguir sus instrucciones, otra vez. Intenté recuperar el ritmo perdido.
Él me imprimía un ritmo distinto, desde atrás. Aferrado a mis caderas, entraba y salía de mí a intervalos regulares, atrayéndome y rechazándome a lo largo de aquella especie de barra incandescente que ya no se parecía nada al inocuo juguete con resorte que me había llenado la boca un par de horas antes, y mucho menos todavía a la célebre flauta dulce.
El dolor no se desvanecía, pero, sin dejar de ser dolor, adquiría rasgos distintos. Seguía siendo insoportable en la entrada, allí me sentía estallar, resultaba asombroso no escuchar el rasguido de la piel, tensa hasta la transparencia. Dentro, era distinto. El dolor se diluía en notas más sutiles, que se manifestaban con mayor intensidad a medida que me acoplaba con él, moviéndome con él, contra él, mientras mis propios manejos comenzaban a demostrar su eficacia.
El dolor no se desvaneció, siguió allí todo el tiempo, latiendo hasta el final, hasta que el placer se desligó de él, creció y, finalmente, resultó más fuerte.
Cuando sentía ya los últimos espasmos, y mis piernas dejaban de temblar para desaparecer del todo, Pablo se desplomó sobre mí, emitiendo un grito ahogado, agudo y ronco a la vez, y mi cuerpo se llenó de calor.
Permanecimos así un buen rato, sin movernos.
Él había escondido la cara en mi cuello, me cubría los pechos con las manos y respiraba profundamente. Yo era feliz.."

Almudena Grandes
Las edades de Lulú
1989

Enjoy!

7.15.2006


El es un stripper. Ella, no tengo idea. La mano de ella, no recuerdo
qué estaba haciendo.
Pero fue interesante.
Y juro, deveras deveritas, que a media función del sirloin en cuestión,
la casa se comenzó a llenar de olor a pescado.
Quiero creer que eso se cocinó ese día en dicha casa.

7.03.2006

monólogos de la vagina

7.02.2006

Las edades de Lulu..

Hace tiempo este librito llego a mis ojos por culpa de mi comadre..
Aqui lo pueden bajar gratuitamente en word (87 pages)...para todos aquellos amantes de la literatura erotica.
En esta época postelectoral de insertidumbre...
Mucho setso.. aqui un fragmentito:

Las Edades de Lulu
Almudena Grandes 1989



"Fuera hacía mucho frío. El me pasó un brazo por el hombro, un signo que no quise interpretar, derrotada por el desconcierto, y anduvimos en silencio hasta el coche.
Cuando estaba abriendo la puerta volví a preguntar, aquélla fue una noche cargada de preguntas.
–¿Me vas a llevar a casa?
–¿Quieres que te lleve a casa?
En realidad sí quería, quería meterme en la cama y dormir.
–No.
–Muy bien.
Dentro, todavía se quedó un instante mirándome. Después, en un movimiento perfectamente sincronizado, me metió la mano izquierda entre los muslos y la lengua en la boca y yo abrí las piernas y abrí la boca y traté de responderle como podía, como sabía, que no era muy bien.
–Estás empapada...
Su voz, palabras sorprendidas y complacidas a un tiempo, sonaba muy lejos.
Su lengua estaba caliente, y olía a ginebra. Me lamió toda la cara, la barbilla, la garganta y el cuello, y entonces decidí no pensar más, por primera vez, no pensar, él pensaría por mí.
Intenté abandonarme, echar la cabeza atrás, pero no me lo permitió. Me pidió que abriera los ojos.
Se volvió contra mí e insertó su pierna izquierda entre mis dos piernas, empujando para arriba, obligándome a moverme contra su pantalón de algodón.
Yo sentía calor, sentía que mi sexo se hinchaba, se hinchaba cada vez más, era como si se cerrara solo, de su propia hinchazón, y se ponía rojo, cada vez más rojo, se volvía morado y la piel estaba brillante
pegajosa, gorda, mi sexo engordaba ante algo que no era placer, nada que ver con el placer fácil, el viejo placer doméstico, esto no se parecía a ese placer, era más bien una sensación enervante, insoportable, nueva, incluso molesta, a la que sin embargo no era posible renunciar.
Me desabrochó la blusa pero no me quitó el sujetador. Se limitó a tirar de él para abajo, encajándomelo debajo de los pechos, que acarició con unas manos que se me antojaron enormes.
Me mordió un pezón, solamente uno, una sola vez, apretó los dientes hasta hacerme daño, y entonces sus manos me abandonaron, aunque la presión de su muslo se hacía cada vez más intensa.
Escuché el inequívoco sonido de una cremallera....."


Enjoy